Aquí dos de los refundadores de la SCJ mientras descansaban de su viaje a Alemania. No venían desde México directamente; ya tenían un ratito en Europa y estaban aclimatados al horario. Para fortuna de ellos, aún me encontraba viviendo en el BKW, por lo que les tocó aprovechar el último mes que viví ahí. Pues resulta que fueron a visitar para irnos unos días de viaje a Bélgica, más específicamente Bruselas y luego Brujas. El viaje salió como lo planeamos, aunque casi me quedo sin pasaporte; luego les cuento cómo estuvo. Lo que tengo ganas de hablar es sobre la relación entre las amistades y el grupo de ciencia que fundamos. Es normal que en una asociación se reúna gente con el mismo interés, aunque esto no significa que vaya a existir una relación de amistad entre los interesados. En nuestro caso fue un poco diferente, quizá por la edad y la situación de cómo se formó el grupo. Hay que decir que nos conocíamos desde la prepa (algunos desde antes, como el tipo de la derecha) y todos nos llevábamos muy bien. Para nosotros el grupo era una excusa para convivir con estos desconocidos que también les gustaba la ciencia; pasábamos un buen rato jugando al científico. En fin, los años pasaron y cada quien tomó su camino; la mayoría se fue de la ciudad. Lo maravilloso de todo esto es que quedó esta conexión entre nosotros, como viejos colegas que levantaron esta sociedad de jóvenes científicos. Las consecuencias de esto se ven reflejadas en esta foto: unos ocho años después de que nos juntábamos en el patio de mi casa nos encontramos cotorreando en Alemania, todo gracias a este grupo.