
Ya pasaron casi seis años de que me encontré con este dulce de la India. Mis amigos de por allá me lo compartieron mientras comíamos en la Mensa; les tomó un rato convencerme de que lo probara. A simple vista parece un pastelito cualquiera, cubierto por algo que de reojo parece azúcar, o algo similar. Lo interesante es que, en realidad, esta cubierta es una delgada lámina de plata. Sí, este metal que se utiliza con frequencia como joyería se come junto con el pastel. Cuando me lo comentaron no les creí. Jamás había visto algo así en mi vida. De hecho, me dijeron que existen otros que están cubiertos de oro. Al parecer este tipo de repostería se utiliza en bodas, más que nada para presumir. Y pues bueno, tomé un pedazo de este extravagante pastel y me lo comí. La verdad es que no sabía a nada en especial. Solo la idea de comer metal me parecía extraña. En fin, me imagino que así se han de sentir algunos extranjeros cuando les platico que nuestros dulces son también picantes. Hablando de eso, hace poco perdí dos de mis sentidos; olfato y gusto. El sentido de la vida aún no lo encuentro. Creo que por esa razón se me ocurrió hablar de esta foto random, para ver si podía recordar sabores. Es complicado hacer memoria ahora que no están presentes.
One thought on “Dulces indios”