Ahora toca hablar un poco de otro lugar en el que pasé bastante tiempo durante mi intercambio: La Chilaquería. Como su nombre lo indica, este pequeño restaurante se dedicaba a preparar uno de los mejores chilaquiles que he probado hasta el día de hoy en lo que me ha tocado comer en México. Se encontraba a unos minutos caminando de donde me hospedaba y a unos cuantos pasos de Don Amable en la mera zona de fonditas donde siempre estaba lleno de estudiantes de La Salle y unos cuantos de la Universidad de Guanajuato. Yo tenía que caminar un poco más porque el campus se encuentra en una zona residencial medio fancy mientras que esta uni que les menciono está frente a los restaurantes. Pero bueno, este lugar me lo recomendaron unos colegas que conocí allá en León y me agradó bastante como para ir mínimo una vez por semana. También aproveché para invitar a otra gente que iba conociendo o que iban de visita, como el dueño de El Cementerio que estuvo un ratito de visita en la ciudad. No puedo hablar mucho del sabor o de cómo los preparaban porque eso depende de cada quien pero todos concordábamos en que eran únicos y que estaban buenos. Me imagino que tenía mucho que ver con que había estado acostumbrado toda la vida a comer cierto estilo de chilaquiles norteños que te sirven en los restaurentes acá por lo que al probar la variante del centro del país quedé sorprendido. Lo mismo pasó con otros platillos tradicionales mexicanos; cada región le da su toque. En fin, me parece que este local le cambiaron el nombre y ahora cuentan con más variedad en su menú conservando su platillo que los hizo famosos. Me gustaría encontrar un local similar por acá en mi ciudad pero no he encontrado todavía; los hacen igual en todos lados. Pero bueno, por lo menos me tocó comer en este lindo lugar. Un dato curioso es que casi siempre nos atendía un pirata que pueden ver en la última foto. Ya verán por qué.



One thought on “La Chilaquería”