Otro lugar de interés para mí durante el intercambio era un puesto de quesadillas en la capital del estado que las servía con carne de costilla. Cada que iba a Guanajuato llegaba al puesto con la esperanza de que estuviera abierto porque no contaban con horario fijo, ni se pueden encontrar en Google. Al igual que la mayoría de los puestos callejeros, los precios eran muy accesibles y la calidad de la comida muy buena lo cual lo hacía perfecto para el estudiante foráneo. Lo que lo hacía especial era la costilla, algo con lo que no me había encontrado en un puesto de comida similar ya que, por lo general, comer en la calle de la capital significaba echarse una guacamaya. Para compartir este sentimiento, como lo hice con el puesto de Don Amable, un año después llevé a mis amigos para que las probaran durante una escuela de verano que hicimos ahí mismo en la ciudad. Claro que todos quedaron satisfechos con mi recomendación y regresaron las veces que pudieron. No sé si aún exista el lugar, pero aquí está por si se les antojó y andan visitando la capital.