
Si algo extraño de Alemania es la cantidad de culturas con las que puedes interactuar allá. Durante algunos años, tuve la fortuna de interactuar con una pequeña comunidad de estudiantes coreanos. Lo que casi siempre hacía era pedirles que cocinaran algunos de sus platillos, y sí que se la rifaban. A mí también me llegó a tocar cocinarles cosas sencillas, porque los ingredientes allá son algo complicados de conseguir. Igual, si aún me quedaban, me llevaba dulces mexicanos que siempre eran bien vistos por la comunidad asiática, no tanto por los europeos. Algunos de ellos los pueden ver sobre la mesa.