
Era verano en Alemania, y hacía bastante calor (algo así como 35 Celsius). Un colega nos comentó que el restaurante donde trabajaba, iba a comenzar a vender cheve mexicana. Naturalmente, me emocioné porque ya tenía rato sin tomar el producto nacional, y se me ocurrió que era momento de presentarle algunas bebidas a los compas europeos (aparte de que hacía bastante calor). En la imagen se puede ver a mi colega disfrutando de una buena caguama, con un cigarrito de esos que se hacen a mano. Lo de la cubeta y el hielo no es algo que hagan allá, pero mi amigo se puso fino y nos consintió con este detallazo. Fue así que la mayor parte de ese verano me la pasé sentado en las bancas de ese restaurante que da al río Rhein.