Die Mensa II

La hora de ir a comer a la Mensa con los Buben siempre era agradable. Pasábamos un buen rato cotorreando sobre la vida en Alemania, los cursos, el laboratorio, fiestas, o lo que estuviera aconteciendo en esos momentos. Por lo general íbamos a comer a mediodía y nos quedábamos casi hasta que nos corrieran (cerca de las 14:30). Eso sí, la comida era mala, especialmente los viernes que daban pescado. Lo que a veces salvaba la comida eran las papas fritas que vendían como acompañamiento. De cualquier forma, esto no impedía que nos reuniéramos a convivir unas cuantas horas entre semana. De hecho, ya cuando todos habíamos terminado de comer, llegaba más gente a acoplarse (compañeros que venían tarde a comer), por lo que nos quedábamos todavía más rato en lo que terminaban ellos. En esta ocasión, se me ocurrió sacar una foto de mis lentes oscuros donde se reflejaba mi compita griego, que se estaba riendo de alguna de las tonterías que andábamos platicando. Igual puedo reconocer a los que estaban enfrente, solo por sus playeras. En fin, son momentos que guardo con mucho cariño, ya que no volverán, pero que estoy contento de haber podido vivir.

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