
Durante la carrera no fui un estudiante que se la vivía en la biblioteca (durante la maestría sí). Fueron contadas las ocasiones que me tocó ir a estudiar con mis compañeritos a este lugar, y muchas veces nos distraíamos bastante. No sé cómo pasó, pero en esta visita terminamos tomándonos fotos con la Mac de nuestra compañera. Fueron varias fotos, cada una con filtro distinto. Esta no era la única fuente de distracción, también estaba el chisme que nunca podía faltar en una de estas reuniones. De hecho, era peor cuando nos tocaba juntarnos en casa de alguien, porque ahí no nos podían poner alto a lo mucho que hablábamos y, por lo general, la tarde concluía con un sushi y chelas (ya en semestres avanzados lo último).