
En la facultad tenemos un profesor argentino, que le encanta el mate (de hecho, esto aplica a casi toda la población de ese país). Fue por eso que cuando llegué a Marburg y conocí a los colegas argentinos, pude presumir algunas de mis habilidades a la hora de tomar esta hierba. La mayoría se sorprendió de estos hábitos, pues es sabido que el mate no se acostumbra en México. La verdad es que poco antes de dejar México estuve tomando por varios meses, y ya me sabía uno que otro truco o tradición sobre el trato del té. Por esta razón pude presumir todo el conocimiento adquirido para sacarle una sonrisa a este grupo de argentinos; muy buena onda todos.