
Esta fue la primera visa que me dieron en Alemania. Resulta que yo tenía que llevar mis propias fotos para hacer el trámite, y fui a buscar un lugar relativamente barato para tomarlas. El lugar adecuado lo encontré en la estación de trenes, donde hay photobooths que te imprimen fotos aprobadas por el gobierno Alemán. El problema fue que la silla donde me senté estaba un poco elevada y tuve que agachar un poco la cabeza. El resultado de todo esto fue que parecía que había ido a sacarme la foto a la comandancia. Pensé que no iban a aceptarme las fotos, pero la imagen habla de lo que pasó después.