Quarantäne

Buena parte del año estuvimos encerrados en Alemania, por lo que había que buscar una buena forma de distraerse (aparte de trabajar). Por fortuna, contaba con una computadora de escritorio que había comprado medio año antes, y dio la casualidad que sacaron un juego que en mi adolescencia jugué bastante. Para no estar más solo de lo que ya estaba, convencí a mi hermano y vecino de que igual se unieran para pasar el rato. El único problema era la diferencia de horario; 9 horas. Lo anterior dificultaba poder pasar el rato con ellos, pero tampoco era imposible. Solo había que despertar a las 7 am y jugar un par de horas con ellos. Esta imagen captura uno de estos momentos, solo que me consentí un poco con unas papitas y cheve. Supongo que era fin de semana y seguramente mi roomie andaba en la sala pisteando también.

Leave a comment