
Durante un break que tuvimos, mis compañeritos de física y yo nos pusimos a jugar con una bolsa de plástico y una bolita de aluminio, simulando que le entendíamos a la Relatividad General. No recuerdo cómo nos llegó esa idea tan ridícula, pero la verdad es que éramos muy así; simplones. En realidad, lo seguimos siendo hasta el día de hoy.