
Apenas tenía quince años y ya andaba echando desmadre en los toquines metaleros de la ciudad. No recuerdo exactamente cómo fue que terminé en estos lugares, supongo que un amigo de la secundaria fue el que me invitó. Esta foto la tomé en uno de los recintos que más frecuentaba; el famoso Épocas en Ensenada. Antes de convertirse en un hub para toquines de screamo, metalcore y metal en general, era un salón de maquinitas y fiestas que también frecuentaba seguido cuando era niño. Por algún motivo cerraron el área de juegos y abrieron solo para este tipo de eventos musicales. De hecho, aquí fue donde asistí a un conciertito de estos por primera vez. Me gustó tanto la experiencia que seguí participando en todos los toquines que pude (o a los que me dejaban ir). Fue aquí donde conocí a muchas bandas locales que siguen tocando hasta el día de hoy, y que influenciaron mucho en lo que escucho hasta el día de hoy; ya la mitad de mi vida.