
Esta fue la primer ciudad que visité durante el intercambio que hice hace más de ocho años. Primero llegué a León, porque ahí iba a vivir. Unos días después había que ir a la capital del estado, Guanajuato, para participar en algunas actividades del programa de intercambio. Al inicio tenía en mente que esto iba a durar toda la semana, pero solo fue un día y ya. A pesar del corto tiempo que la visité quedé encantado (durante mi estancia fue en varias ocasiones, obvio). Antes de esto no había visitado ciudades de este estilo en mi país; solo había viajado por las Californias; puro desierto y muchos cactus. Antes de ir tenía una idea de cómo era por las fotos que te encuentras en internet. Claro que estando ahí las cosas cambian. Lo que más me llamó la atención fue su arquitectura; nada que ver a lo que tenemos en el norte (un poco estilo gringo). Esta capital cuenta con muchos colores y estructuras con bastantes detalles, ni se diga la historia detrás de cada edificio. Otra cosa linda de esta ciudad, por lo menos en el centro, es que se puede llegar caminando a casi todos lados, algo que no existe en mi estado. Lo que más me agradó fue la cantidad de lugares que hay para pasar el rato: museos, bares, restaurantes, etc. Pero sobre todo los bares. Así como los Oxxos, había uno en cada esquina. Dependiendo del mood se tenían distintas opciones. Y bueno, para no tener que regresar a casa durante la madrugada, se pagaba una cama en un hostal por cien pesitos. Por estas razones, es un destino que siempre recomiendo a mis amigos extranjeros, aparte que es muy seguro.