Hace unos años me tocó asistir a un evento de comida internacional en la ciudad de Colonia. La mayoría de los puestos eran de vendedores latinoamericanos; peruanos, argentinos, hondureños, etc. Uno de los puestos era mexicano y, obviamente, vendían tacos. Me parece que era la primera vez que compraba tacos auténticos fuera de México. Algo caros, pero estaban buenos y valieron la pena. Los que atendían eran ambos mitad mexicano y alemán, por lo que sabían muy bien lo que estaban cocinando. Para acompañar los tacos, había unas salsitas sobre una mesa que pueden ver en la imagen. Era de esperarse que no picaran, pues nos encontramos en Alemania y no comen picante; les da miedo. Resulta que, si tocabas una campanita roja que tenían sobre el mostrador, salía un tipo con máscara de luchador y te daba de la salsa secreta que sí picaba. Esto es lo que pasaba en el momento que tomé la foto. Después de darle unas mordidas a nuestros tacos entendimos por qué la tenían escondida; solo apta para mexas.