Esta es una de las fotos más memorables de las fiestas que hice durante la maestría. De hecho, es el aftermath de la primera fiesta que hice en el dormitorio. Me refiero a fiesta en grande, porque ya antes había hecho reuniones pequeñas con mis amigos. Como les he platicado en la serie del BKW, este lugar se prestaba para tirar buenos cotorreos con la raza. El lugar era perfecto; ni muy cerca ni muy lejos de la estación central. Había distintas formas de llegar y también varias opciones para ir a comprar cerveza cerca del dormitorio. Sobre todo, podíamos meter mucha gente. Tuve la fortuna de obtener un departamento grande para pasar el master. A muchos de mis amigos les tocó vivir en lugares similares a una prisión y/o cuartos individuales muy pequeños, por lo que era imposible organizar algo masivo ahí con ellos. Siguiendo el ejemplo de mis roommates, de tirar fiesta cada fin de semana, decidí hacer un convivio de fin de semestre; era la última vez que nos tocaba escribir exámenes, ahora seguía la tesis. Era una buena excusa para celebrar. Fue entonces que comencé a invitar a todos mis conocidos, incluso gente que no le hablaba mucho. Así es como preparo las fiestas que hago: invitas a tu núcleo de amigos y luego a los no tan cercanos. De esta forma aprovechas para conocer mejor a tus compañeros y crear memorias juntos, como la de la foto. Mi objetivo siempre fue el de juntar a los conocidos de la maestría. Por lo general, al inicio de los cursos se forman grupos de estudio, que no interactúan entre sí a lo largo del semestre. Es por esto que hacer una fiesta siempre era buena idea, porque se crea una plataforma donde todos pueden cotorrear por un rato y olvidar que son desconocidos, a pesar de que se ven a diario en el instituto. En fin, esta imagen la tomé cerca del fin de la noche, como a las 2 am. Este amigo, la víctima, juró que no volvería a pasar lo mismo, pero no fue así. La verdad es que esto fue la segunda mitad de lo que sucedió esa noche. Luego les platico la primera mitad, que es más entretenida.