
Me encontré con esta imagen de hace más de diez años del escritorio de mi hermano que estaba en su cuarto. La foto no es de buena calidad pero se puede ver que hay un teclado y mouse brillantes por lo que es un setup gamer. De hecho, lo que se ve en la pantalla es el launcher de League of Legends (LoL), que jugué un buen rato y hablé un poco de él en el post Tarde gamer. Tras ver este escritorio me puse a pensar en cómo influencié a mi hermanito para que le entrara al mundo de los videojuegos. Yo comencé a jugar desde que era muy pequeño. Recuerdo que miraba a mis primos pelearse por los controles de Nintendo en la casa de mis abuelos durante las reuniones familiares. Al final ni me daban chance de usarlo. En alguna navidad cuando tenía siete u ocho años me tocó que me regalaran un Nintendo 64 por lo que ya no tenía que preocuparme por compartir con mis odiosos primos que tanto quiero (uno de ellos era el del Blue Room). En fin, poco tiempo después conseguí mi primer computadora y, a parte de chatear con los amigos de la primaria por Windows Messenger, empecé a jugar al clásico Gunbound con gente de otras partes del mundo (sobre todo peruanos). Lo interesante es que hace quince años contar con una computadora de uso personal era un lujo que no todos podíamos darnos, por lo que era de ley encontrarse con los amigos en cibercafés y pasar horas ahí jugando con ellos. Con el paso de los años esta dinámica cambió y ya la mayoría contaba con sus compus en casa. El paso del tiempo también trajo consigo otros juegos que me han traído bastantes buenos momentos y han generado muy lindas memorias. Un ejemplo de videojuego que “alcanzó la realidad” fue World of Warcraft en donde conocí a un grupo de amigos que años después conocería en la vida real en otra ciudad del país. De esto hablé ya un poco en el post Amigos virtuales. Hasta el día de hoy mi hermano y yo seguidos metidos en el mundo de los videogames aunque no con tanta intensidad como hace una década. Se me hizo curioso encontrarme con su antiguo setup y ver que todavía sigue metido en el LoL a pesar de que está a mitad de su maestría sin mucho tiempo para dedicarle a este hobby. Pero ni para qué criticarlo, yo estoy por terminar el doctorado y aún encuentro algo de tiempo para poner a jugar juegos de hace casi veinte años.