
Ahí les va la historia de cómo me hice amigo de un extraño que conocí en un tren de camino a un concierto en Colonia. Era una tarde de noviembre del 2016, todavía medio nuevo en Alemania, y estaba rumbo al recinto donde iban a tocar unas bandas que ya tenía escuchando desde hace unos 8 años para ese entonces. Este tipo de eventos no existen en mi ciudad por lo que, en cuanto anunciaron que unas de mis bandas favoritas vendrían, compré mi boleto aunque tuviera que ir solo. Y así fue, ya me encontraba dentro del tren que te deja frente al venue cuando me doy cuenta que junto a mí se encontraba un tipo sentado con una gorra de Carnifex; una de las bandas que tocaría esa noche. Me acerqué a él y le pregunté en inglés: ¿Vas al concierto? Y su respuesta fue obviamente la esperada: Sí. De ahí comencé a preguntarle sobre dónde estaba el lugar y si me podía ayudar a llegar a él. Al final me dijo que me iba a guiar hasta la entrada, que no había pierde. Unos cuantos metros antes de entrar al Essigfabrik le pregunto por sus amigos, si quién más viene con él pues. Me respondió algo que no esperaba: vengo solo. Ya con esto se dio a entender que íbamos a ver a las bandas juntos. Al fin ya dentro del recinto de volada se compró unas cheves y él las pagó, solo me dijo que yo me aventaba la siguiente ronda. Fue aquí donde me sorprendí con la confianza del tipo que tenía apenas media hora de conocerlo, yo era un total desconocido y ni podía hablar alemán. Como sea, le piché la siguiente ronda y así nos fuimos; uno y uno. El momento de la noche que más me sorprendió y que me dejó en shock un rato fue el siguiente. Con una de las tantas bandas se armó el tradicional moshpit y este colega voltea a verme con una sonrisa y sus manos extendidas. Me entregó su celular y, si recuerdo bien, su cartera también para luego irse a empujar gente un ratito. ¿Quién hace eso? ¿Cómo le confías tus pertenencias a alguien que conociste hace una hora? No lo sé. Incluso después de tantos años en este país no podría hacer lo mismo. En fin, salió de tirar madrazos y le regresé sus cosas. Was für ein verrückter Typ, oder? De ahí fue que comenzamos a ir a conciertos juntos durantes los siguientes años hasta que ya por fin podía hablar con él en alemán y no teníamos que comunicarnos en un idioma intermedio.
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