Hace unos años, mientras aún estaba haciendo la maestría, me tocó la fortuna de compartir una deliciosa comida china casera preparada por un colega de China en compañía de los Buben. Como se puede ver en la foto, nos acomodamos en el pequeño cuarto, que tuvimos que reacomodar, para comer lo que nos preparó nuestro amable amigo. Aquí es donde él vivía y compartía el mismo edificio estudiantil con otros dos que también salen en la imagen. La verdad no recuerdo exactamente cómo es que nos organizamos para esto. A como soy, imagino que le estuve insistiendo buen rato a este tipo para que preparara algún platillo de su país hasta que por fin accedió. Creo que su error fue decirme que podía cocinar comida tradicional pues, como algunos de ustedes ya sabrán, me encanta la comida asiática. Esta misma situación la he vivido con otras amigas de Corea y Taiwan que, por pura curiosidad, les pregunté si podían hacer algo tradicional de comer. La respuesta siempre fue que sí y pues también me tocó comer lo que ellas prepararon, siempre muy delicioso debo admitir. En esta tarde con los compillas, nuestro compañero se encargó de preparar como siete u ocho diferentes comidas para que todos pudiéramos probar un poco de cada uno. Nunca quiso que le ayudáramos y la verdad es que se la rifó con todo lo que cocinó. Hubo otras ocasiones en las que volvió a hacernos de comer porque lo volvimos a presionar para lo mismo; creo que nos gustó mucho su comida. Claro que a mí también me ha tocado cocinar para extranjeros. Más que nada me piden que les haga salsitas. Ya los malacostumbré a comer picante después de tantos años. Lamentablemente, la mitad de los que están en la foto ya se fueron y el cotorreo ya no es el mismo. Desde que el cocinero del grupo se cambió de casa fue complicado seguir organizando reuniones como estás. Quizá en un futuro, antes de que deje el país, hacemos algo parecido para decirle adiós a los que nos quedamos atrás.