Cuando terminamos la fase de materias en la maestría, varios de los que formaron parte de Die Buben encontraron posiciones también en Bonn para escribir su tesis. La cosa es que no hay muchos grupos de investigación de dónde elegir y los dos edificios de física están sobre la misma calle; uno al lado del otro. También está el departamento de astronomía pero está como a quince minutos caminando de nosotros. Tener esta cercanía entre institutos nos permitió seguir reuniéndonos incluso en horas de trabajo. A veces íbamos a visitar a nuestros vecinos o ellos caminaban un par de minutos hacia nosotros. La dinámica era tomarnos una media hora para platicar un rato y echarnos un cigarrito. Aquí en Alemania fumar es algo muy común y la mayoría de mis conocidos lo hace. Obviamente no se puede fumar dentro del instituto (aunque hay un profesor que todavía lo hace) pero se puede fumar a un paso de distancia de la puerta de entrada. Nadie se puede quejar pues se está siguiendo la regla de fumar afuera aunque se meta el humo. En fin, la idea aquí era reunirnos para tomar un break del trabajo y cotorrear sobre lo que estaba pasando en nuestras vidas o cuándo se iba a armar el siguiente cotorreo. Hubo un periodo de tiempo en el que casi a diario salíamos a charlar a la calle, sobre todo en verano que el clima es muy agradable. En épocas de frío esto se complicaba más pero, a pesar de esto, las ganas de chismear eran más grandes y nos buscábamos un techo para cubrirnos de la lluvia. Actualmente ya algunos de los participantes de esta actividad se fueron a seguir con sus estudios a otro lado y no quedamos muchos como para seguirle como antes. A parte de esto, la pandemia fue la que en realidad mató esta linda tradición de ver a los colegas con los que comenzaste tu aventura en Bonn hace ya poco más de cinco años. Ya veremos si en un futuro cercano se vuelve a reestablecer esta costumbre con nuevos integrantes que tengan ganas de compartir una historia mientras nos olvidamos del trabajo por unos minutos.