
La noche de las estrellas ha sido un evento a nivel nacional en el que la Sociedad Científica Juvenil ha participado desde sus inicios mediante la presentación de proyectos, experimentos o dando pláticas de divulgación de la ciencia. De hecho, poco antes de que la SCJ fuera fundada de nuevo se nos invitó a participar en esta fiesta astronómica para su versión de febrero 2011. Así que apenas un par de días después de nuestro inicio nos encontrábamos en el gimnasio de la Universidad con una bobina Tesla (que apenas alcanzamos a terminar) dando información sobre nuestro pequeño grupo de diez personas que se juntaba a platicar sobre ciencia y tecnología. Pero este primer evento que les platico es una historia para otra ocasión. Ahora me concentraré en nuestra segunda participación, que fue la edición noviembre 2012. Casi dos años pasaron entre el primer y segundo evento, por lo que naturalmente se contaba con más miembros ahora. En esos meses justo se acababa de unir un grupo grande de jóvenes que venían de Mexicali para estudiar física en nuestra hermosa ciudad. Otro tipo que se unió también durante la invasión de los cachanillas es el que se encuentra a mi izquierda en esta foto; el que orgullosamente porta su playera de la SCJ. Desde que comenzó a participar con nosotros mostró gran interés por nuestra organización y enorme pasión por las actividades que realizábamos. Fue por estas razones que, un año después de que se tomara esta foto, decidí hacer uso de mi poder e influencias como presidente para dar el dedazo y designarlo como futuro presidente. Otra cosa que influyó para que dejara la presidencia fue que me iba de la ciudad para mi intercambio en León y también ya era tiempo de dejar la tiranía de tres años. Después de comentarle mi idea durante un evento que atendíamos fuera de la ciudad (y con gran presión grupal por parte de nuestros compañeros) accedió muy alegre a convertirse en el segundo presidente de esta ya no tan nueva hermandad. Fue aquí que se estableció que los periodos de gobierno iban a ser de solo un año (para no repetir mi porfiriato) y la tradición de celebrar la posada navideña junto con el cambio de poder también se introdujo en esta ocasión. Y bueno, aquí estábamos los dos haciendo nuestro trabajo de divulgadores mientras el chamaco a mi derecha nos ignoraba.