
Era el último día de clases del primer semestre de la prepa y se nos ocurrió algo más interesante para divertirnos que ir por la tradicional soda infinita al McDonald’s. En su lugar nos fuimos a caminar por la playa un rato a la hora de la salida, aprovechando que ese día las clases acabaron temprano. No éramos todos los que nos juntábamos para cotorrear pero sí un pequeño subgrupo del gran conjunto de amigos que se reunía en la explanada. Después de hacer figuras en la arena y meter los pies al agua (cosa que yo no hice) se presentó este momento en el que cierta persona tomó esta foto con su celular. En la imagen salimos tres amigos y yo. Los que salen al fondo apenas los había conocido en la prepa y el que está viendo en dirección al mar es un viejo amigo de la primaria; ya teníamos bastante tiempo de conocernos. Todos estos años pensaba que en ese instante estaba platicando con este tipo pero en realidad justo le acababa de tomar una foto a la figura sobre la arena. Comparando los tiempos en las que se tomaron ambas imágenes, 11:04 a.m., pude concluir esto. A parte, estoy parado detrás de él con el celular en mano, cosa que no se ve a primera vista ya que da la ilusión de que le estoy contando algo mientras contempla el océano. Y eso fue todo. Seguimos un rato más cotorreando y luego cada quien se fue a su casa como cualquier otro día. Lo que la persona que tomó esta imagen no sabía es que con ella iba a desatar una cadena de eventos importantes en mi vida que comenzaron apenas unos días después de este trip a la playa.
Todo comenzó con la subida de esta foto a MySpace, que en ese entonces era la plataforma social más famosa y podías encontrar a todos tus amigos ahí. No sé cómo consiguió una amiga la foto (quizá hasta yo se la pasé) pero la publicó en su perfil solo para molestarme, a modo de juego pues. Lo que no me esperé fue la reacción de las chicas de la prepa, que no conocía, comentando la foto. Fue impresionante ver el número de comentarios que dejaban e interesante también la forma en la que hablaban de mí. ¡Todas me estaban chuleando! Copiaban su comentario, lo pegaban y volvían a comentar lo mismo. Una y otra vez. No podía creerlo. Hasta ese entonces no había recibido tanta atención por parte de las damas y esto parecía una broma. No sé hasta el día de hoy qué me vieron en esa imagen pero toda esta situación fue muy graciosa e interesante en su momento. Lo que pasó después de esto fue que comencé a platicar con una de las chicas de los comments y me dio la impresión de lo que escribió en mi foto sí lo decía de verdad. Poco antes de que fuera mi novia busqué el comentario, lo imprimí y se lo mostré. Le dije que me lo leyera. Fue muy chistoso ver su reacción tras tener su propio comment frente a ella y no estar detrás de un monitor como cuando lo redactó. Ya el resto es historia. Este último evento desencadenó otros sucesos que me han llevado, en gran parte, hasta donde me encuentro hoy. Han pasado ya trece años y me pregunto qué tan diferente sería mi vida si este instante jamás hubiese sido capturado.
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