Durante una de las fiestas en el viejo dormitorio donde viví mis primeros años en Bonn, decidimos prender la tele y ponernos a ver comerciales a altas horas de la noche. En esta ocasión nos tocó ver la venta de pulseras mamalonas y recuerdo que estábamos eufóricos mientras veíamos cómo iba de un producto al otro. Podrán ver en el centro de la imagen que la fiesta ya estaba algo avanzada por lo que las carcajadas eran muy ruidosas tras cada comentario gracioso que se hacía frente a la televisión. Si mal no recuerdo, uno de ellos incluso intentó llamar o enviar un mensaje al número que aparecía en la pantalla, es evidente que este tipo ya estaba muy borracho y por tratar de seguir con las risas se propuso a hacer esto. Claro que cuando sugirió hacerlo todos lo apoyamos de manera unánime y de hecho lo terminamos presionando para que lo hiciera. Al parecer la llamada nunca entró y lamentablemente no pudo concluir la compra de su pulserita tuneada. Casi al final de la fiesta este tipo terminó tirado sobre el sillón donde estoy en la foto y procedimos a tomarnos fotos con él tratando de no despertarlo. Era el de los pantalones verdes en la imagen. Todo esto pasó durante una de las tantas fiestas que organizé mientras viví en este dormitorio estudiantil, en un futuro próximo hablaré sobre la historia de las fiestas y este edificio tan memorable.