Los que me han conocido en Alemania saben que en las fiestas que organizaba nunca faltaba el famoso platillo mexicano de pepino con Tajín. Para algunos era algo muy extraño porque no se imaginaban otra forma de comer pepino que no fuera en una ensalada y mucho menos con algo picante/agrio. Otros lo tomaban un poco más a la ligera y con la mente abierta para probar este tradicional snack. A la mayoría le gustó la primera vez que lo probaron, para otros terminó siendo un gusto adquirido pero en general siempre era bienvenido por mis invitados en las altas horas de la madrugada. Ahora que visito la casa de ciertos amigos resulta que ya cuentan con su bote de Tajín y siguen replicando la receta para sus propias fiestas así sorprendiendo a más internacionales que no conocen este chile en polvo.