Esta semana hace cinco años llegué a Alemania. La primer ciudad en la que viví fue Marburg, estuve solo dos meses. La verdad no sabía mucho sobre lo que me esperaba en este país y continente, no investigué lo suficiente sobre la cultura alemana. A pesar de esto no fue complicado adaptarme, creo que asistir a un curso de idiomas con otros internacionales ayudó bastante porque todos íbamos con el mismo espíritu de conocer gente nueva y aprender. Mi nivel de inglés al momento de hablar no era muy bueno pero me vi obligado a mejorarlo o no podría comunicarme con internacionales que algunos de ellos eran de países que no conocía sobre su existencia antes de hablar con ellos.

A mí llegada me esperaba el cuarto de una chica alemana que se fue de vacaciones y me lo dejó por los dos meses que estaría ahí. Vivía bajo el techo y me tomó tiempo acostumbrarme a que mi cabeza golpeara con el techo cuando me levantaba de la cama. Una cosa con la que batallé fue la ventana. El sistema de abrir y cerrar es distinto, a parte que esta abre para adentro o se puede dejar inclinada. Me tocó compartir el departamento con un argentino que también iba a los cursos y nos llevamos muy bien, sobre todo a la hora de tomar el mate con sus otros connacionales. En las fotos pueden ver la vista que tenía desde mi ventana y en la tercera cómo era desde afuera.