En Alemania cada universidad tiene su cafetería donde alimentan a miles de estudiantes al día. Claro que cuando llegué no sabía sobre esto y a parte este sistema era totalmente nuevo para mí porque venía de un campus que no contaba con esto. Al inicio sentía que comía poco por lo mucho que pagaba. De hecho, se me hacía muy poco comparado a las porciones de comida a las que estamos acostumbrados en México. Claro que con el tiempo me adapté al sistema de alimentación alemán y dejé de quejarme. Solo una vez en Marburg, que es la de la primera foto, nos consintieron con un buena porción que me vi en la necesidad de fotografiar y presumir luego.
Todo este nuevo cambio en mi dieta tuvo sus consecuencias cuando regresé a mi país de visita un año después y me di cuenta que ya no me podía terminar un desayuno en algún restaurante que frecuentaba antes de irme. Otro suceso notable fue que a la hora de ir a la Mensa me hice conocido por llevar siempre una botellita de habanero que encontré en un supermercado. Era interesante ver la reacción de los otros internacionales al probarla, siempre era un reto para ellos.


One thought on “Die Mensa”