
Durante un par de años practiqué este lindo deporte que no solo trata de dar patadas y gritar, también se aprende sobre disciplina, respeto y liderazgo que es con lo que me quedó durante estos años. La verdad no recuerdo la razón por la que abandoné el deporte, solo que mis amigos comenzaron a dejar de asistir y ya no estaba tan motivado como al inicio. Éramos los del turno de la noche, así que la clase era un poco más relax y el profesor podía platicar más abiertamente con nosotros ya que los mamás y papás de los de la clase anterior ya se habían ido.
En la foto aparecen dos de mis compañeros con los que iba en la secundaria y que me invitaron al dojang. El que está de pie llegó hasta cinta negra y continuó un poco más. Parece que recién terminabamos de tener una sesión de combate porque aún traía protección en los pies.